osinberde junio2017 from ebelzunce on Vimeo.
La surgencia de Osinberde, situada en la falda del monte Txindoki en Gipuzkoa, fue explorada en 1986 por Aranzadi y más adelante por el grupo Tritón, quienes lograron superar el primer sifón y bucearon también en el segundo, tras superar la cascada intermedia e instalar una tirolina que facilita enormemente el porteo entre estos dos sifones.
En 2013, miembros del Club Otxola de Navarra, retomamos la exploración y tras sucesivas inmersiones, fuimos superando sifones, explorando las galerías aéreas y topografiando la cavidad para intentar conectar con la sima de Ondarre, ya que sabemos que el agua de Osinberde es la del río subterráneo de esta sima.
Del 23 al 25 de Junio, volvimos allí con la intención de llegar un poco más lejos. La campaña anterior, dejamos la exploración en una galería aérea con una paso delicado, tras el cuarto sifón. Queríamos también cambiar las cuerdas fijas de la cavidad y topografiar lo que exploráramos. Además y para complicar aún más las cosas, nos propusimos grabar un pequeño vídeo, para que todo el mundo pudiera ver lo bien que nos lo pasamos ahí dentro y las maravillas con las que nos encontramos.
Para acceder a la surgencia, hay que subir en vehículo todoterreno y de ahí caminar por una canaleta durante dos kilómetros. No es duro pero se hace pesado, ya que hay que ir muy atento para no caerse.
Estábamos tres personas para esta exploración. Los tres accederíamos hasta el S2 y a partir de ahí, dos de nosotros llegaríamos hasta el S4, para seguir juntos a buscar el S5 y bucear en él.
El primer día llevamos casi todo el equipo hasta la entrada. En total diez botellas , tres equipos de buceo, tres equipos de progresión vertical, dos petates con cuerdas, material de instalación, un punto caliente, comida, un equipo de topo, iluminación, etc, etc.
El segundo día sonó el despertador de la furgo a las seis en punto. Desayunamos todo lo que pudimos y en un último porteo, acabamos de llevar todo a la entrada y empezamos los preparativos de rigor.
Tras superar los problemas iniciales, una botella que fuga y un grifo que no abre, nos metimos a eso de las diez. La última vez fue en el 2014, así que dábamos por hecho que el hilo estaría muy deteriorado por las crecidas. El primer sifón (120m/-19m) fue un puro trámite, ya que el hilo estaba bastante bien y la visibilidad muy buena. A Oskar no le pareció así ya que iba con neopreno y el agua a diez grados le pareció un poco fresca.
Otra vez allí, al pie de la cascada que hay entre el S1 y el S2, con un montón de equipo de mucho peso y colocándonos los arneses y los hierros para jumarear y pasar los pasamanos. El reloj sigue corriendo y no sé a qué hora estábamos comiendo algo frío y semimojado en la entrada del S2. Después de comer y sin café, pactamos con Oskar un tiempo máximo de seis horas a partir de ese momento y Josi y yo nos metemos en el S2 (110m/-14m)a disfrutar de nuevo del buceo. Salimos a la burbuja siguiente tras reparar el hilo en un par de puntos y, sin quitarnos el equipo, reptamos por la grieta estrecha que da acceso al S3, dejando ver el efecto de las comilonas invernales. Recuperamos el aliento y nos metemos en el S3.
Aumentamos un poco la concentración porque estaba claro que el hilo iba a estar muy mal, hay que bajar a más de cuarenta metros y con el aire que llevábamos no queríamos entretenernos más que lo justo. Josi se encarga del hilo y yo grabo y vigilo el curro. Enseguida se da cuenta de que lo mejor es instalar un hilo nuevo y fraccionarlo lo mejor posible, con lo que perdemos un poco más tiempo y gastamos un poco más de aire de lo previsto en superar el S3 (140m/-42m).
Después, otra burbuja más que se pasa a cuatro patas sin quitarnos nada y entramos en el S4. De nuevo hilo nuevo y pasamos el S4 (55m/-20m) sin contratiempos.
Nos desequipamos, ahora sí, y progresamos por galería aérea a través de un par de lagos y una zona de bloques, hasta el punto final de la exploración anterior. Es un paso donde hay que hacer una trepadita y como la última vez, estaba solo y se me echó el tiempo encima, decidí no seguir. Pasamos fácilmente y remontando el río caminando por terreno sencillo, llegamos al esperado S5. Replanteamos las cosas debido al exceso de aire gastado al tener que reinstalar para llegar allí y decidimos que entra Josi a bucearlo. Volvemos a por el equipo de Josi y lo trasladamos a pie de sifón. Entra y ahora soy yo el que se queda esperando. Tarda demasiado lo que significa que ha pasado el S5 y está explorando detrás en galería seca, así que aprovecho para dormir un poco. El ruido de las burbujas me despierta, enciendo la cámara y la meto en el agua para grabar la vuelta y sus impresiones del tramo explorado.
Ha pasado el S5 (45m/-6m). Después en galería seca ha recorrido unos 120 metros remontando el río y un par de saltos de agua pequeños y ha llegado a un nuevo sifón, el S6, que le da la sensación que empieza muy vertical. Ha decidido no explorarlo porque la zona aérea tiene su riesgo yendo solo y tampoco tenemos aire como para mucho más.
Palmadita en la espalda, alegría por haber llegado más lejos y lo celebramos con un par de geles y un bote de no sé qué líquido proteico. Nos queda hacer la topo pero, oh desilusión, el clino se ha rajado, ha perdido el líquido y sólo sirve para demostrar que Josi ha pasado un buen invierno y las apreturas de la cueva las ha sufrido la tecnología topográfica.
Poco a poco, deshacemos todo el camino de ida para ir a encontrarnos con Oskar, que debe estar pasmado de frío después de tantas horas con el neopreno mojado. Nos lo tomamos con calma, sabiendo que no hay que cometer errores. Estamos lejos, con cuatro sifones intermedios, otras tantas burbujas, una cascada de quince metros y sabemos que un rescate allí es difícil y sobre todo muy lento. El caso es que cuando asomamos la cabeza tras pasar el S2, nos encontramos a Oskar acalorado, porque no ha parado ni un minuto de reinstalar todo lo reinstalable y algo más.
Se pone contento con las buenas noticias, se peina un poco los rizos, comemos más barritas y más comida semimojada y volvemos a la tirolina para bajar todo y ponernos a pie del S1. Buceando detrás de Oskar, pienso en si será de día cuando salgamos porque ya no sé qué hora es. Y sí, aún es de día, mira qué bien. La luz del sol aún nos deja meter todo en los petates y ya con los frontales, volvemos al coche por la canaleta.
Y pasa lo de siempre. Que cuándo volvemos, que yo paso, que yo no, que hay que volver con los rebreathers, que mejor en abierto, que por arriba, que por abajo, que más gente, que más botellas, cuida que te caes, mejor con el Disto, que hambre tengo, cuida que te caes, mejor portear todo mañana, cuida que te caes…
Son las doce de la noche. Comida rica y caliente encima de la mesa, también vino casero. Así y oliendo a jabón de ducha ya se ven las cosas de otra manera. Vamos a volver, en Septiembre, falta decidir cómo.
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