Participantes: Jordi Pascual, Dani Ortego, Jordi Espinosa, Víctor, Ferrán Marqués, David Balart, Joel Borrazas, Eliseo Belzunce.
Han pasado cuatro años desde que en 2018, consiguiéramos comenzar a explorar la galería Carlos Gasio, tras el cuarto sifón.
Lo intentamos en 2019, pero cuando entramos, la visibilidad era peor de lo esperado y abortamos la inmersión. Lo volvimos a intentar en 2021, pero el nivel bajó más rápido de lo que esperábamos y tampoco pudimos llegar al final de la exploración de 2018.
El pasado 24 de abril, Jordi mandó un vídeo al grupo de watsapp. La cavidad había entrado en carga y salía agua por la boca. Rápidamente, David empezó a estudiar las previsiones meteorológicas y los pluviómetros de la zona. Teníamos una posibilidad y había que aprovecharla.
Al día siguiente, entraron a grabar un vídeo del sifón para poder valorar la visibilidad. Parecía que estaba limpia, así que la exploración se puso en marcha.
Ese mismo día, preparamos todo el equipo y llegamos allí por la noche. No se podía esperar. Si queríamos explorar teníamos que ser muy rápidos para no dejar tiempo a que bajara el nivel.
Necesitábamos dos días de buceo. El primero, para portear los catorce petates del equipo, instalar el salto de entrada y dejar todas las botellas instaladas a lo largo de la cavidad, así como el scooter de emergencia. También, queríamos comprobar el estado del hilo hasta el S3 y así no preocuparnos de eso el día de la exploración. La inmersión fue muy bien y pudimos realizar todas las tareas. La visibilidad no era perfecta pero se podía explorar.
Al día siguiente, ya con todo dentro, empezamos la inmersión a buena hora. Tras los chequeos de rutina y poner en marcha el equipo de filmación y el de topografía, nos despedimos del equipo de superficie y comenzó la inmersión.
Todo fue pasando muy rápido. Se podía avanzar a buena velocidad y fuimos salvando todos los desniveles de los dos primeros sifones hasta llegar a la entrada del tercer sifón. Allí teníamos el scooter de emergencia y un carrete de exploración. Una mirada hacia abajo por la chimenea vertical descendente y nos metimos en el S3.
No nos lo podíamos creer, por fin de nuevo allí. Navegar en ese sifón es una maravilla. Se puede ir muy rápido y los cambios de cotas son muy amables. Tras pasar por los menos ochenta y siete metros de profundidad máxima, empezó el ascenso hasta casi superficie del otro lado. El cambio de ritmo de la subida te permite relajarte mucho y darte cuenta de la distancia a la que estás de la entrada. Tras hacer la última parada de -6 metros, atravesamos la estrecha galería Jordi Yherla y llegamos a la burbuja Jordi Mateo, a mil metros de distancia, diez minutos antes de lo esperado. Mejor, así tenemos más tiempo para explorar!
Una vez en la galería Carlos Gasio, toca bucear más despacio. Es una zona poco profunda con muchos cambios de cota y hay que ir muy atento a la presión parcial del oxígeno. La cavidad no es tan amplia y además sólo hemos estado una vez allí.
Llegamos al final y comenzamos la exploración. Unos metros ascendiendo suavemente y la cueva giró a la izquierda para empezar a bajar por una rampa muy recta. La profundidad límite para volver con los gases de emergencia que llevábamos, era de menos cuarenta y llegamos a esa profundidad tras setenta y cinco metros recorridos. Se acabó, no podíamos seguir. Después de haber recorrido casi mil cuatrocientos metros de galerías sumergidas y atravesar los seis sifones que hay cuando el nivel está bajo, atamos el hilo, cortamos y tras echar una mirada a lo que teníamos por delante, dimos media vuelta.
Noventa minutos más tarde salimos a superficie deseando saludar a los de fuera. Todo eran buenas noticias y enhorabuenas. Lo habíamos conseguido y la inmersión había ido muy bien. Tras ciento noventa minutos de inmersión, recorrer setenta y cinco metros de galería nueva, topografiar más de mil metros de cavidad y sumar más de mil metros de desnivel entre ascensos y descensos, todo en una inmersión, era para celebrarlo a lo grande
Siempre es un placer formar parte de un equipo de exploración. Pero en el caso del Forat de L´Or es especialmente atractivo. El nivel de compromiso, voluntad y capacidad del equipo exterior es una maravilla. Seguro que volveremos a explorar aunque para eso tengamos que adaptar nuestros equipos y entrenar para una inmersión tan especial como la que nos espera la próxima vez.
Eliseo Belzunce