25 may 2013

OGOÑO

Allá por 2011, aprovechando que tocaba limpieza de una sima en Urdaibai, engañamos a Oskar (no hizo falta ser muy pesaos) para que nos llevase a Elantxobe, al "ojo del cantábrico": una pequeña cueva colgada en el acantilado del cabo de Ogoño. 
Lo que no conseguimos fue ir con la luna a oír el rugido de las olas... Ojo nocturno, ojo nocturno!! (A veces las propuestas mas absurdas son las mas interesantes, sobre todo si surgen en un Macpollo a las 00:00).

Buenas vistas al despertar (dormimos en la puerta de un campo, y no de fútbol precisamente...  era algo mas santo), y mucho mejores tras dejar encima nuestro unos metros de cuerda. ¡Para muestra un botón!









Parecemos contentos, pero es sonrisa forzada. Estábamos asimilando que había que subir por donde habíamos bajado... 

Pequeño vídeo del péndulo de salida:

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