Aprovechando la bonanza de tiempo que nos ha proporcionado la estación de otoño nos hemos acercado a la localidad de Leitza para buscar un poco de agua fresca donde pasar el rato. Según nuestro compañero Javier Torres, muy dado a las relaciones públicas por estas tierras, nos comenta que hablando con la gente del lugar le han dicho de la existencia de unas pequeñas cascadas en una regata dentro del municipio. Que mejor manera de empezar un fin de semana, escaparnos un viernes a la tarde a darnos un baño en una desconocida regata.
El informante en cuestión, afirma que existen unos pequeños saltos de agua pero debido a lo alejado que se encuentra de la población no puede acompañarnos. No podemos hacer otra cosa que recorrer el cauce de una larga regata de varios kilómetros en busca del punto exacto. El paseo será largo pero merece la pena ya que veremos y recorremos sitios que de otra manera pasarían inadvertidos para nosotros.
Cargados con el equipo necesario nos adentramos en la parte superior de la regata junto a las ruinas de lo que fue la ferrería de Sarasain, conocida en la zona con el nombre de “Olazarra”. A los 250 metros encontramos una presa que desvía parte de su cauce para producción eléctrica dejando la regata casi seca. Durante la marcha veremos vegetación de ribera, castaños, hayas, helechales…
Cargados con el equipo necesario nos adentramos en la parte superior de la regata junto a las ruinas de lo que fue la ferrería de Sarasain, conocida en la zona con el nombre de “Olazarra”. A los 250 metros encontramos una presa que desvía parte de su cauce para producción eléctrica dejando la regata casi seca. Durante la marcha veremos vegetación de ribera, castaños, hayas, helechales…
Como suele decirse el que la sigue la consigue y después de un pateo por fin dimos con los saltos de agua. Este pequeño descenso se inicia en una barra de materiales compuesta de arenisca roja y gris especialmente dura. El primer rápel de doce metros encañonado puede comprometerse con elevado caudal, después la recepción nos deja sobre un estrecho pasillo de salida. Sigue el descenso con una pequeña cascada abierta de cinco metros donde nuevamente aprovechamos para refrescarnos. A continuación encadenamos un pequeño resalte con una poza en la que nos sumergimos por completo. Para finalizar otro pequeño rápel de ocho metros en una zona de bosque poco transitada y alejada de los caminos.
Resumiendo diremos que se trata de un descenso corto, para la iniciación o coleccionistas pero que nos ha dejado buen sabor de boca debido a la estética del lugar. Hay que tener en cuenta que pese a las escasas lluvias que han caído desde el verano hasta estas fechas en la que lo hemos acometido, llevaba suficiente agua para disfrutarlo. Llegamos al coche cuando está anocheciendo, así que recogemos rápido y nos vamos a la localidad de Leitza a echar unos tragos, comentar lo acaecido y recopilar datos para elaborar un croquis con su ficha.
Apertura realizada el 17-10-2014
Texto: Luís Marín
Fotografías: José Javier Ruiz, Javier Torres y Luís Marín
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