Desde la carretera de Estella-Olazagutía tomamos en el Balcón de Pilatos la pista que va dándole toda la vuelta al circo, una vez sobrepasado nos adentraremos en la primera bifurcación que encontremos por la izquierda. Esta pista coge dirección hacia Bardoitza y no deberemos abandonarla hasta llegar a nuestro objetivo. En pocos minutos desde el majestuoso circo sobrepasaremos la denominada “valla del rey”, un muro de piedras a modo de frontera que delimita dentro del Parque de Urbasa los límites municipales de las Améscoas.
Llegamos a un gran raso denominado Zelaizarana donde es fácil identificar la Sima de la Valla o de Pablo como recogen algunas cartografías, ya que se encuentra rodeada de un visible muro perimetral. Su boca es de modestas dimensiones y junto a ella crece en el interior un pequeño arbolito que nos incomoda un poco el acceso. La bajada es limpia hasta tocar el suelo en un pequeño cono de derrubios. La sima esta constituida por una diaclasa a ambos lados de la vertical que desciende en rampa unos pocos metros más. Durante el corto descenso percibimos que el aire estaba viciado y nuestra sorpresa fue encontrar en su fondo otro oculto basurero dentro del subsuelo.
No entendemos como a los espeleólogos nos incomodan tramitando permisos y autorizaciones para ejercer nuestro hobby siendo los más respetuosos en las visitas a cuevas dentro del parque. Sin embargo los ganaderos y propietarios de bordas aquí campan a sus anchas circulando con sus todoterreno por todas las pistas y tirando la basura donde les viene en gana; a estos hay que sumar los excursionistas que transitan por la zona y que debido a la proximidad del camino algo también arrojarán.
“Menos mal que el grueso paquete de roca caliza hace de filtro de las aguas; porque es bonito ver el nacimiento del río Urederra con sus aguas puras, cristalinas y no pensar en lo que hemos observado ahí arriba ante el desconocimiento de la mayoría de los mortales”.
Texto y fotografías: Luís Marín
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